El TSJC desestima la apelación del hombre que trató de asesinar a su mujer con una «maldad de lujo»

johnk

La Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha desestimado el recurso de apelación interpuesto por Santiago Moises M. contra la sentencia que en noviembre pasado dictó la Audiencia Provincial de Tenerife. La primera instancia lo condenó a 18 años de prisión por la tentativa de asesinato de su esposa, Miriam C. Fue acuchillada tres veces con alevosía y ensañamiento con una «maldad de lujo» en la vivienda que ambos compartían en la localidad de Icod de los Vinos, al noroeste de la isla de Tenerife.

Los magistrados que han conformado el tribunal colegiado, Juan Luis Lorenzo Bragado, como presidente, Antonio Doreste Armas, ponente, y Carla Bellini Domínguez, no solo han rechazado el recurso del condenado sino que han abundado en la concurrencia de la agravante de ensañamiento.

En su sentencia, de 30 de marzo pasado, califican la tercera puñalada que le asestó a su pareja como «maldad de lujo» que “no se identifica necesariamente con el número o repetición de golpes, sino en su innecesariedad para el fin buscado, que fue el de acabar con la vida de la mujer por simples celos, de tan cruel manera”.

El fallo que le impuso el tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Tenerife lo condenó a 18 años y seis meses de prisión como autor de un delito de asesinato en tentativa (por las agravantes de alevosía y ensañamiento) con la concurrencia de la agravante de parentesco y en concurso medial con un delito de robo violento con la atenuante de reparación del daño.

Además de la condena penal, se impuso al acusado las costas del proceso, la prohibición de acercarse a la víctima por un tiempo superior en 10 años al de la pena impuesta, a indemnizarla a ella y a su hija con 40.000 euros y a abonar al Servicio Canario de Salud los gastos médicos por el tratamiento de la agredida, 87.967 euros más los que se acrediten en ejecución de sentencia.   

Santiago Moises M. tenía antecedentes por maltrato habitual, amenazas en el ámbito de la violencia sobre la mujer, quebrantamiento de condena y abandono de familia.

LOS HECHOS

La sentencia da por buenos los hechos probados obrantes en el fallo de primera instancia.

Según éstos, el acusado mantenía desde agosto de 2019 una relación de pareja con la víctima, y en enero de 2020 empezaron a convivir en un domicilio en el municipio de Icod de los Vinos.

El 11 de marzo de 2020, sobre las 9.00 horas, el acusado regresó a casa,  después de llevar al colegio al hijo menor de la víctima, de 12 años. Allí, se inició una conversación con su pareja sobre los gastos que tenían y determinadas solicitudes de préstamos que le estaban llegando a ella, así como por otras cuestiones personales.

En un momento determinado, la mujer dijo que debían cesar la relación y que él tenía que dejar la casa y llevarse sus cosas, sin que el acusado mostrara objeción verbalmente.

Sobre las 10.20 horas, ella fue al baño y, cuando se encontraba sentada en el inodoro, él entró por sorpresa, provisto de un cuchillo de cocina de gran tamaño y con ánimo de acabar con la vida de ella.

La mujer no pudo oponer resistencia o defenderse de este acometimiento. Santiago Moises M. “le asestó una puñalada en el abdomen, sosteniendo el cuchillo y apretando mientras la mujer trataba de levantarse”.

UNA SEGUNDA PUÑALADA EN EL ABDOMEN

Luego, extrajo el arma de su cuerpo. Le repitió varias veces que no saldría con vida de la casa.

Pasados unos cuarenta minutos en esta situación, al salir él del baño, ella “aprovechó para tratar de abandonar la vivienda o de pedir ayuda, siendo interceptada en la puerta por su agresor, quien la agarró, la llevó al interior y en el suelo, momentos después, con el mismo cuchillo, le asestó una segunda puñalada, igualmente en la cavidad abdominal”.

Relata el fallo que estas dos heridas provocaron un gran hemorragia y un gran dolor físico a la víctima.

Mientras ella se desangraba, él “continuó diciéndole que iba a morir”.

En un momento dado, con la mujer tendida en el suelo, el hombre contestó una llamada de teléfono, en el móvil de su pareja, al parecer proveniente del colegio del hijo menor de ella.

“Lo que motivó que proyectara sus amenazas sobre el menor, manifestando que si regresaba a casa el niño tendría que matarlo. Ello aumentó el padecimiento psíquico de ella, incrementando el dolor y sufrimiento físico que previamente le provocaban sus dos heridas en el abdomen”.

PENSÓ QUE LA HABÍA DEGOLLADO

En esta coyuntura, el agresor exigió a su víctima que le diera las claves de sus tarjetas de crédito y de las cuentas bancarias, de las que era cotitular junto con su madre.

Tras ello, con intención final de degollarla, continúa el fallo, “le hizo un corte de unos quince centímetros, de lado a lado en el cuello, si bien esta herida no llego a interesar estructuras vitales, ni vasos principales, ni vías respiratorias”.

El agresor la creyó muerta y “tras darle varios golpes comprobando que no se movía”, cogió las llaves del vehículo de su pareja, la documentación del bolso, los teléfonos móviles, y se marchó de la vivienda.

Poco después, en torno a las dos de la tarde, al comprobar que su agresor se había marchado, Miriam C., muy malherida, consiguió levantarse.

Abrió la puerta de la vivienda y a rastras bajó las escaleras hasta la calle. Allí fue socorrida por varios transeúntes, que avisaron a las fuerzas de policía y a los medios sanitarios. 

Una ambulancia medicalizada la trasladó de inmediato al Hospital Universitario ante la gravedad de sus heridas y la pérdida de sangre. De inmediato fue intervenida quirurgicamente. Pudo salvar la vida.

A consecuencia de estas agresiones, Miriam C. precisó tratamiento quirúrgico y psiquiátrico.

Tardó casi seis meses en reestablecerse. A día de hoy todavía padece las secuelas de aquello.

El hombre, tras dejar la casa, con los datos obtenidos, hizo dos transferencias bancarias desde la cuenta de ella a una propia por 1.700 euros. Luego retiró 1.300 euros de varios cajeros automáticos.

Después, mandó un mensaje a su hermana diciendo que había apuñalado a Miriam C. .

Por la tarde, la Guardia Civil se puso en contacto con él varias veces para negociar su entrega, a lo que finalmente accedió.

En torno a las 21.40 horas se entregó.

En el momento de su detención comunicó que tenía el cuchillo, la documentación las tarjetas de su mujer y los 1.300 euros sacados del banco. Todo estaba en el coche.

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