El TC organizó un acto del 8M con un reconocimiento público a sus empleadas por su profesionalidad y entrega durante la pandemia

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El acto de conmemoración del 8M, el Día Internacional de la Mujer, duró apenas una hora en el Tribunal Constitucional (TC). Pero fue un acto emotivo y pleno de sensibilidad. Sin precedentes en los anales de la institución.

Porque fue, a su vez, una celebración y una declaración pública de agradecimiento por parte de los magistrados que componen el máximo tribunal de garantías a las mujeres trabajadoras que sirven en sus diferentes departamentos.

Por su profesionalidad y por su entrega durante los duros tiempos de la pandemia.

Allí estuvieron Helena Labat, del Servicio Médico, Ángela Piqueras, encargada del Servicio de Limpieza, también Carmen Cumbre, letrada, Ana María Chaparro, funcionaria de la Administración de Justicia, María Isabel Jiménez Bravo, auxiliar del Servicio de Doctrina, Carmen Sánchez, secretaria de magistrados, Amparo Sánchez, de Biblioteca, Margarita Martínez, de Informática, Carolina Revuelta, de gerencia, Beatriz Boga, de la Policía Nacional, Flor Pinto, ordenanza y Carmen García, del Servicio de Cafetería.

Buena parte de las butacas del público fueron ocupadas por miembros del servicio de limpieza del Constitucional. Todas con sus uniformes blancos. Y también del resto de los servicios, que prorrumpieron, junto con todos los presentes, en un poderoso aplauso cuando sus compañeras en estrados, junto con las magistradas María Luisa Balaguer, Concepción Espejel e Inmaculada Montalbán, y la vicepresidenta emérita del Constitucional, Encarnación Roca, procedieron a hacerse la foto de familia final.

El primero en arrancar el aplauso, hay que decirlo, fue el presidente de la institución, Pedro González-Trevijano, puesto en pie (momento que recoge la foto). A su lado, Antonio Narváez, Santiago Martínez-Vares, Juan Antonio Xiol, Ricardo Enríquez, Cándido Conde-Pumpido y Enrique Arnaldo.

Durante su intervención en el acto del TC, desde la mesa presidencial, la enfermera Helena Labat, resaltó que el Servicio Médico fue, durante la pandemia, el primer enlace y el más accesible para los trabajadores del Tribunal, donde siempre dieron información, consejo y tranquilidad. Y mostró su satisfacción por la labor realizada, a pesar de la angustia y las situaciones de duda vividas.

Ángela Piqueras, encargada del Servicio de Limpieza, resaltó que la limpieza es un trabajo, “muchas veces invisible”, realizado por mujeres, tanto en los espacios profesionales como en los domésticos. Recordó los momentos iniciales de la pandemia en el TC, cuando su equipo, que acudió todos los días al Tribunal, “pasó miedo, miedo al virus, a lo desconocido, a ponernos enfermas, miedo por nuestros familiares más vulnerables».

BALAGUER, ESPEJEL, MONTALBÁN Y ROCA

El acto fue dirigido por las magistradas María Luisa Balaguer, Concepción Espejel e Inmaculada Montalbán y la vicepresidenta emérita, Encarnación Roca, presente en la institución durante las fases más duras de la enfermedad.

“La crisis ocasionada por el coronavirus nos ha afectado a todos, y también ha puesto de manifiesto, muy gráficamente, las desigualdades estructurales en todos los ámbitos entre ambos sexos. Según acreditan los informes de ONU Mujeres, en los contextos de fragilidad, conflicto y emergencia, las mujeres y las niñas sufren repercusiones desproporcionadas”, afirmó María Luisa Balaguer.

Balaguer subrayó que “la pandemia ha trastocado la vida laboral y social de las personas, pero en algunos casos más que en otros ha exigido esfuerzos casi heroicos, porque la sanidad, la limpieza, la organización de la vida, ha puesto a algunas de nuestras compañeras en situación de peligro y riesgo para extremar el cuidado de todos nosotros”.

Concepción Espejel, que llegó, al igual que Montalbán, el pasado otoño al TC, abordó los efectos del COVID-19 en el mundo de la judicatura, en el que existe una pujante prevalencia femenina, y donde se ha hecho frente a la crisis sanitaria “con una evidente y preocupante escasez de medios”.

Y elogió la labor y la humanidad del colectivo sanitario, que ha estado en primera línea, ha arriesgado su vida y su integridad y ha sufrido terribles consecuencias físicas y psíquicas.

Montalbán, por su parte, centró su intervención en el Servicio de Limpieza, un colectivo “indispensable y estratégico y que ha asumido de forma intensa los riesgos derivados del coronavirus”.

La magistrada puso énfasis en el impacto específico y los perjuicios que ha causado el coronavirus en las mujeres trabajadoras. “La desinfección ha sido una cuestión vital y ahí han estado nuestras compañeras todos los días, confinamiento incluido, redoblando sus esfuerzos en los momentos más críticos, con serenidad y aplomo”, destacó.

UNA VISIÓN POSITIVA

La vicepresidenta emérita Encarnación Roca tomó la batuta en la recta final del acto en el TC. Resaltó que todo momento de crisis tiene también su aspecto positivo.

En su opinión, hubo un espíritu de solidaridad entre las mujeres, que seguramente existía, pero que hasta aquel momento no había tenido ocasión de manifestarse.

“Hubiera sido mejor que la ocasión no se presentase pero es justo este homenaje y por ello celebramos con orgullo la tarea que desarrollamos en aquellos tristes días, que espero que no haya que volver a repetir”, declaró.

El acto entró en su recta final cuando Roca comenzó a llamar una a una a las representantes de todos los colectivos de trabajadores: Carmen Conde, Ana María Chaparro, María Isabel Jiménez…

Y tuvo su epílogo en un piscolabis en el vestíbulo del Tribunal Constitucional con todos los asistentes.

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